27 de agosto de 2012

Carlos A. Favario. VersiónTaquigráfica / Intervención Caso Ciccone




Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.


Sr. Favario.- Señor presidente: algunas palabras de la política producen efectos especiales. Una de ellas es el término "soberanía", que tiene una suerte de magnetismo que despierta adhesiones encendidas, entusiasmos y apasionamientos que pueden llegar hasta la irracionalidad. El gobierno conoce bien la existencia de estos efectos especiales. Por eso sabe usar adecuadamente el término "soberanía", al extremo de haber inventado ahora este verso de "la soberanía monetaria", para encubrir un fenomenal escándalo político y tratar de garantizar su impunidad.
¿Cómo no se acordaron antes de la soberanía monetaria, si gobiernan desde el año 2003? ¡La soberanía hasta se la alquilaron a los chilenos y a los brasileños! Esta es la realidad.
Lo limitado del tiempo me obliga a ceñir mi exposición a dos o tres cuestiones a mi entender fundamentales, una que no fue abordada aquí y que me hubiese gustado poder plantearla en las comisiones y haber escuchado explicaciones sobre todo de los campeones de la justicia social o los profesores del derecho laboral.
¿Cómo se explica el artículo 5º del proyecto de ley, que es el que determina la trasferencia a la Sociedad del Estado Casa de Moneda de todo el personal de la Compañía de Valores Sudamericana, conservando todos los derechos laborales adquiridos, la filiación gremial que poseen en la actualidad y la vigencia de los convenios colectivos de trabajo?
¿Cuántos son los empleados que se van a trasferir a la Casa de Moneda? ¿Es necesaria su trasferencia a la Casa de Moneda o van a pasar a otras dependencias del Estado? ¿Se va a cumplir el principio de igual remuneración a igual tarea o será que los empleados trasferidos de Ciccone van a ganar más que los empleados de la Casa de Moneda y nos encontraremos con la paradoja de que los jefes terminen ganando menos que los empleados? Evidentemente, a igual tarea va a haber distinta remuneración.
¿Cómo podrán convivir los empleados de Ciccone con los de la Casa de Moneda cuando hay diferencias abismales en las remuneraciones? ¿Cómo van a asegurar el derecho a la carrera de los trasferidos que van a pasar a ser empleados del Estado, pero se van a regir por un régimen distinto que son los convenios que se dice se van a respetar?.
Vale la pena recordar el episodio de la privatización del Banco de Santa Fe cuando se aseguró a los empleados trasferidos del Banco a la Provincia que iban a mantener todos sus derechos. Del entonces Banco Provincial de Santa Fe, 1.739 empleados pasaron a la provincia para terminar siendo empleados sin reconocimiento alguno, con litigio tras litigio, a fin de que se les reconocieran sus derechos, cuando les habían prometido que los derechos laborales eran sagrados e intocables y que eso aseguraba la tranquilidad de conciencia de los que votaban la privatización, porque se estaban resguardando los derechos de los trabajadores. ¿Podrán decir lo mismo ahora?
Otro tema que quería abordar es la mentira de la compensación del pago de la indemnización al expropiado y la deuda con la AFIP. ¿Se va a desconocer la existencia de acreedores con privilegios mayores a los de la AFIP o no?
 En Derecho no se puede pagar la deuda a un acreedor en perjuicio de otro. Esto altera el orden de los privilegios y quebranta el principio de igualdad que asegura el derecho. Como se dijo en su momento, este es un verdadero disparate, a pesar de las antojadizas afirmaciones que hizo el Ministro de Economía, que obviamente no podrán ser cumplidas.
Además, la deuda que Ciccone tiene con la AFIP no corresponde a fondos que puedan ser manejados por el Gobierno como si fueran propios. Esa deuda es producto de impuestos que son coparticipables. Por lo tanto, una parte le corresponde a las provincias y otra a los jubilados. ¿Acaso estamos en presencia de una nueva exacción a los derechos federales? ¿Vamos a meter nuevamente la mano en la caja de los jubilados?
Como se agota el tiempo del que dispongo para hacer uso de la palabra, atendiendo a las nuevas generaciones que van a manejar la Casa de Moneda, en función de los años que tengo me permitiría darles un consejo a los jóvenes. Pero como estamos llenos de consejeros y seguramente van a pensar que esa es una actitud de soberbia de mi parte, desde esta banca simplemente me limitaré a hacer una advertencia: tengan cuidado, porque las impresoras de Ciccone funcionan mal. No vaya a ser que en las tiradas de las nuevas series de billetes aparezcan confundidas las imágenes de Scarface y "Chicho Grande", de Jaime y de Monetta o de Boudou con el "Gordo" Valor. (Aplausos.)